El medio ambiente murciano: escenario de embaucadores
Banderas verdes, azules, de todos los colores, son coleccionadas por nuestros políticos en un prurito insaciable por presumir de sensibilidad y compromiso ambiental.
Los responsables de nuestra administración ambiental saben que han de sustituir la realidad, que se muestra tozuda en cuanto a la insostenibilidad estructural de nuestro modelo de crecimiento, por la percepción mediática de la misma.
Más que afrontar realmente los problemas socioambientales desde la raíz, le es suficiente con aparentar que los afrontan, pues la sociedad murciana, como tantas otras, es poco dada a la reflexión y al análisis en profundidad en esta materia, con lo que es fácil seducirla.
En efecto, las últimas iniciativas ambientales de la Administración local y regional no aguantan un análisis serio. Daré algunos ejemplos. El Ayuntamiento de Murcia ha recibido una bandera verde por su buen hacer ambiental concedida por una asociación de consumidores, autocalificada como independiente, de la que desconocemos labor ambiental alguna.
Esta bandera verde parece ser compatible con una gestión de los residuos urbanos denunciada por Ecologistas en Acción por fraudulenta como pudimos ver en CQC, o con unos episodios de contaminación atmosférica cada vez más graves y frecuentes, o con una Agenda 21 local, premiada también, pero realizada sin la participación de los actores sociales más activos, y por tanto huérfana de un verdadero compromiso social, o compatible asimismo con la pérdida acelerada de la huerta (más de 160 hectáreas anuales), cuya defunción definitiva es auspiciada por el Ayuntamiento de Murcia y su modelo urbanístico.
Pero no hay problema, cuanto menos huerta haya más Bando de la Huerta habrá, y todo resuelto. Esa es la verdadera estrategia de la política municipal.
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