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4/12/2005

El IMPACTO ECOLÓGICO DE LA CORRUPCIÓN

El Mundo 11/04/2005 páginas de CIENCIA.
EL IMPACTO ECOLÓGICO DE LA CORRUPCIÓN

Los seis grandes proyectos públicos de construcción más corruptos del mundo durante el año pasado, tienen graves impactos ambientales y sociales. Especialmente cuatro de ellos que son grandes presas hidráulicas en países en desarrollo. Los seis monumentos a la corrupción han sido designados por la ONG Transparency International (TI) en su informe anual presentado hace unos días en Londres. «La corrupción en los proyectos públicos es enorme y un gran obstáculo para el desarrollo sostenible», declaró el presidente de TI, Peter Eigen. «La corrupción provoca construcciones deficientes y una mala gestión posterior. Además provoca grandes daños sociales y ambientales», agregó.
Los seis megaproyectos públicos elegidos en el Informe Global de 2005 de TI, están situados en cuatro continentes. Transparencia Internacional asegura que «la corrupción sube los costes de las obras, pero baja la calidad de la infraestructura». También tiene un efecto muy grave sobre la salud y la educación, porque «desvía grandes inversiones hacia esos megaproyectos donde hay intereses ocultos».
Uno de los megaproyectos es una central nuclear en Bataan, Filipinas, donde el contratista, Westinghouse, ha reconocido haber pagado 17 millones de dólares a un amigo del anterior presidente Marcos. El reactor se encuentra situado sobre una falla, lo que sería una causa clara para no ponerla nunca en funcionamiento.
Otro es una incineradora pública de Colonia, Alemania. La compañía constructora ha admitido pagar 13 millones de dólares en sobornos para poder construir la planta, que ha costado 500 millones de dólares. La incineración es un modelo muy criticado para el tratamiento de los residuos, por la contaminación que genera.
TI asegura que la corrupción se puede evitar adoptando medidas preventivas y apoyando un acuerdo de la ONU adoptado ya por 2.000 empresas internacionales. Una de las 12 contramedidas para evitar la corrupción es publicar cada año la lista negra de las compañías que la practiquen. Las seis peores ya se conocen gracias a los desvelos de TI.

El más íntegro:
Juan Moll, un ingeniero de Caminos e hidrogeólogo, será el candidato español a los premios Transparency International que se conceden este otoño en Berlín. Sus méritos fueron negarse a firmar las actas de obras y los permisos para el minitrasvase del Ebro a Tarragona en 1982. Moll defendía que la toma se hiciera aguas arriba de Flix para evitar la alta contaminación de mercurio y radiactividad que años después se confirmó.
El ingeniero se plantó pese a las amenazas de sus superiores, que le abrieron un expediente a perpetuidad. El cese le apartó del funcionariado público y desde entonces su vida ha sido un calvario: tuvo que estudiar Derecho para defenderse, porque ningún abogado se atrevía con el caso.
Tras todos estos años y decenas de irregularidades judiciales, la Fundación Nueva Cultura del Agua promueve su candidatura a los citados premios. Si resultara elegido se añadiría a una corta pero íntegra lista de galardonados: un periodista asesinado en la India por denunciar una autopista y la abogada francesa que descubrió la trama de sobornos de Elf Aquitanie.